Chelita cree que "la naturaleza es la obra de arte más grande e incomparable" y por eso creó una metamorfosis simbólica del metal, un producto inanimado, en una escultura "viva". Estas esculturas se mimetizan con el entorno gracias a las propiedades reflectantes de los materiales con los que están fabricadas (acero inoxidable, corten y aluminio), brillando con los rayos del sol y moviéndose parcialmente con el viento.
Las esculturas de Chelita son una expresión del espíritu y la espiritualidad de México, país de origen del artista y arquitecta. La naturaleza, el sentimiento de libertad, la feminidad, la mitología y la espiritualidad han inspirado sus obras, ya visibles en dos museos en Italia y México, así como en lugares públicos en Italia.
Andrea Baffoni
Cada escultura es única ya que Chelita no produce múltiples. Están fabricados con láminas de acero inoxidable pulido, satinado y floreado, acero Corten y aluminio incoloro pulido, martillado y anodizado. Transforma estas placas de diferentes tamaños y espesores en esculturas, ensamblando las placas con soldaduras, pernos y remaches. Gracias a las propiedades de reflexión total del acero inoxidable pulido y del aluminio pulido, sus esculturas reflejan la luz natural y artificial y se mimetizan con el entorno, adoptando sus colores como reflejo. La ligereza del aluminio permite a algunas de sus esculturas que se muevan con el viento. Con estas esculturas Chelita quiere aportar luz y alegría.